Que tengo yo que mi amistad procuras |
Se acaba la vieja canción Señor; comienza la nueva. Mi oído,
orientado a la escucha, no atisba a escuchar el nuevo tono porque el estruendo
de la vieja cmúsica aún no ha acabado y me impide sumergirme en la nueva. Tapa,
oh Dios mío, mi oído izquierdo para que no penetre ya en mí el ruido inarmónico
de lo viejo. Afina mi oído derecho para que pueda deleitarme con la nueva canción y así los que queremos ser tu
pequeño resto podamos cantarla viendo el baile de las notas que se elevan por
el éter buscando su casa que eres Tú Señor.
No permitas que me quede atrapada en lo viejo cuya canción se
ha vuelto tan grotesca, tan desmedida que, cual entidad del averno, busca su camino a través del cieno y
el estiércol hasta llegar al báratro donde vive su dueño.
Déjame poder vibrar con la nueva canción del pequeño resto al
que Tú Señor has sellado como heredad tuya.
Permite Señor que la canción de la nueva era entre por mi
oído derecho y expulse el ruido viejo que haya podido entrar por mi oído izquierdo,
prefiero perderlo antes de perturbar la inmarcesible belleza de la nueva
canción que renueva cuerpo y alma modificando el ADN espiritual con el que Tú, oh
mi Dios, has rubricado a tu pequeño resto.
..Y el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas..Sin el Espíritu Santo no hay movimiento |
Sin Cristo no hay nuevo pueblo, no hay raza nueva ni cielos nuevos |
Sin ti, oh Padre, no hay creación..
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Purificación García
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