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jueves, 17 de enero de 2013

¿Dónde quieres nacer, Señor?



                                                     

¡ Ay Señor, que tontos somos a veces tus hijos!

Hemos celebrado hace un poquito tiempo tu cumpleaños, hemos decorado nuestras casas, han sido decorados los templos y en cada hogar cristiano se ha puesto un belén en tu honor, Señor.

 
Con esta decoración hemos querido rememorar que Tú, sólo por amor a nosotros los hombres, quisiste humanarte y naciste pequeño e indefenso. Los que hemos querido mirar un poco más en profundidad hemos penetrado en el misterio hasta comprender que cuando naciste ya traías en tu mano la cruz, hemos contemplado cómo mientras viviste mostraste a los hombres tu luz y continúa una canción que hace varios años salió de mi corazón para tiqué hubiera sido del hombre si no llegas a nacer Tú…. Sin Amor… sin esperanza…sin Resurrección.

Señor, nos amaste sin medida. Muchos, muchos hemos intentado comprender lo grande de tu amor.Voluntariamente aceptaste ser crucificado por toda la humanidad y te vemos en la cruz y nuestras lágrimas brotan en un canto  agradecido del corazón.

A los niños les mostramos tu imagen en la cruz y les decimos : mirad hasta qué punto nos amó el Señor.

Pero yo pienso también. ¿ acaso, mi Jesús amado, no fue doloroso también para ti el hecho de nacer como un simple humano?  ¿ acaso, no fue doloroso meter a Dios mismo en un cuerpo humano sujeto a las leyes físicas? ¿Acaso no fue sacrificio eterno recoger la divinidad que ocupa el universo entero y meterla en un pequeño cuerpo humano? En ello medito yo y no sé cual fue mayor y más doloroso sacrificio el nacer como hombre o el hecho de morir de la forma que lo hiciste Señor.

Sí, mi amado Jesús, con frecuencia pienso en cuanto amor debe albergar tu corazón para querer voluntariamente pasar  por el nacimiento humano  y el escarnio hasta la muerte en cruz y una muerte tan cruenta que cuando medito en ella observo que los hombres parecían no sólo querer crucificar tu cuerpo sino que querían matar también tu Espíritu para que la historia no notara nunca que Tú te abajaste a nosotros.

Y ahora en estos tiempos, estamos en enero de 2013, algunos ignorantes quieren desviar nuestra atención y los medios de comunicación comienzan su guerra.  Que si no sé qué de la mula, que si no sé qué del buey.

Naciste en Belén, naciste en un establo, en el establo los animales  descansan y se resguardan del frío.
Pero si nos quedamos ahí, perderemos cantidad de tiempo y energía. Tú, Señor, nos muestras que nosotros, cada ser humano, somos un establo, en nuestro interior hay estiércol porque hay maldad, odio, envidia. En nuestro interior vive el asesinato porque aunque nuestras manos no empuñen un arma para matar, nuestra lengua mata la fama de los hermanos y nuestras acciones nos delatan. Y, a pesar de todo eso, es ahí en nuestro establo interior dónde hemos de trabajar porque sólo cuando nuestro establo esté limpio del estiércol propio es cuando advendrá a nosotros la Luz. Ahí, en nuestro interior, es dónde tienes que nacer Tú. Y así, tu Luz, Señor, que también está dentro muy dentro de nosotros porque así lo has querido Tú, una vez limpios  de estiércol y sin obstáculos, será reflejada a toda la humanidad y ya no será nuestra luz porque ya seremos..... seremos  Tú.

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