Dios, nuestro Padre que está en lo escondido, siempre nos
habla; constantemente se pone en
comunicación con cada uno de nosotros y, como está muy dentro de nosotros
mismos, nunca podemos alejarnos de ÉL porque allá donde fuéramos con nosotros
lo llevamos.
Esta tarde he visitado la sierra ¡qué belleza! rezuma agua por todas partes.
He visto
árboles cual nenúfares que emergían del suelo cristalino de agua.
He visto las paredes de roca envueltas en un manto hídrico, he visto los laterales de la calzada como pequeños riachuelos llenos de vida.
He mirado al cielo y te he dicho… Padre, gracias.
Y has dirigido mi pensamiento hacia adentro, muy adentro, casi hasta el SER y me has hablado.
El campo, la sierra, las paredes altas y bajas de la montaña
todo rezuma agua porque ella ha ido calando en el interior de la tierra con
armónica calma hasta que, no pudiendo
albergar más, ha salido hacia afuera a
través de las grietas de la tierra, a
través de cada poro de cada roca y ,cual volcán, la fuerza del agua rompe y emerge dando
testimonio de lo que hay dentro.
Así, mi amado Padre, cuando el amor que Tú nos regalas nos empapa por dentro, cuando nuestro interior no es ya nada sino AMOR , cuando nuestra piel transpira el amor, como dice otra de las canciones que me regalaste, entonces nuestras obras, nuestras palabras, nuestros actos, nuestros gestos, nuestros pensamientos serán un surtidor de DIOS. Entonces ya no habrá en nosotros malas palabras, no habrá en nosotros malos gestos y nuestros pensamientos no serán groseros con los demás ni con nosotros mismos.
Si decimos estar empapados de Dios y maltratamos, en cualquiera de sus formas, al hermano, estamos mintiendo, nos estamos engañando a nosotros mismos y también a los hermanos pero a Dios, irrefutable es, a Dios no lo podremos nunca engañar.
También es conveniente pensar que cuando maltratamos, en cualquiera de sus formas, a un hermano nuestro nos estamos maltratando a sí mismos porque todos y todo somos unidad. La creación entera es unidad porque la totalidad entera tiende a la unidad y en Cristo, por Cristo y con Cristo somos UNIDAD. Así que todo lo que atenta o agrede a la unidad nos agrede a nosotros mismos y agrede directamente a DIOS que sólo por AMOR quiso ser UNIDAD con el TODO.
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