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domingo, 5 de abril de 2020

DOMINGO DE RAMOS 2020.HUMILDAD EN TIEMPO DE CORONAVIRUS

Cuántos interrogantes nos hacemos en este tiempo de coronavirus y, en demasiadas ocasiones, los hacemos volviendo la mirada al Señor. Sí el mismo Señor del que hoy toda la iglesia celebra su entrada triunfal en Jerusalén y.. ¿qué nos dice nuestro interior?... Escuchamos en nosotros quizá a modo de reproche ¿Por qué Señor? ¿Por qué has permitido toda esta lacra? ¿Por qué Señor no haces que todo acabe en un instante? ¡Sólo TÚ puedes hacerlo!
Señor tal día como hoy Tú entraste en Jerusalén y la gente te acogió y te recibió con fiesta portando ramas en sus manos que agitaban al viento como bienvenida y colocaban en el suelo como alfombra para ti. Pero Tú, mi amado Señor, ya sabías que todas aquellas voces y gestos de alegría en tu presencia se tornarían unos días más tarde en el desgarrador ¡ CRUCIFÍCALE!.

Tú pasaste haciendo el bien, predicaste sólo el AMOR A DIOS Y A LOS HERMANOS, y muchos iban a escucharte porque sentían que su interior se colmaba de paz y armonía al escuchar esas palabras por ti pronunciadas que le sabían a DIOS.
TÚ QUE ERES PALABRA QUE DIOS PRONUNCIÓ Y QUE FUE HECHA CARNE SÓLO POR AMOR; Y PARA SALVAR A TODA LA HUMANIDAD HICISTE RESONAR DURANTE TU ESTANCIA ENTRE NOSOTROS ESA MISMA PALABRA  DIVINA, ESPERANZADORA, VIVA, VIVIFICANTE Y SALVADORA.
Otros muchos te escuchaban porque experimentaban que tus palabras no eran vanas, tus palabras eran de vida eterna, tus palabras eran activas y eficaces. Tus palabras saciaban el hambre material y espiritual del mundo desorientado como estaba y como hoy lo sigue estando. Hoy que al mundo le sobran palabras vacías porque no van acompañadas de acción. Sin embargo, Tú Señor eres ACCIÓN aún sin pronunciar palabra alguna.
Llegado este tiempo de pandemia no quiero, Señor, yo preguntarte el por qué de esta situación, no quiero decirte por qué te escondes en este tiempo de nuestra tribulación y permites que esto suceda. Quiero, más bien,  entrar en mi interior y buscarme a mí misma en aquel momento pasado cuando el hermano sufría por la injusticia sobre él cristalizada; cuando el hermano gemía por el hambre; cuando tantos niños morían por enfermedades que se hubieran curado con un antibiótico que es de uso común en el primer mundo; cuando el niño, aún en el claustro materno, lanzaba alaridos de dolor , gritos mudos para el mundo pero vibrantes por su estruendo para ti Señor; cuando el alma del anciano lloraba de soledad o cuando los campos y océanos se llenaban de nuestros desperdicios quitando el oxígeno a sus legítimos inquilinos; ¿Dónde estaba yo? ¿Estaba amando y ayudando a los otros? ¿Estaba quizá desoyendo el sufrimiento de mis hermanos mientras escuchaba mi propia voz en forma de canción? Cómo echarte nada en cara a ti Señor, a ti que naciste para amarnos y que fuiste clavado en la cruz sólo por AMOR; que cargando en ti nuestro pecado, cual tu cruz, sufriste toda clase de insultos y  tu agonía fue la mayor y seguiste hacia adelante para mostrarnos a todos nosotros, indignos como somos, LA GLORIA DE TU RESURRECCIÓN y con ella nos mostraste que la muerte es vencida, que jamás ella pondrá el punto final en nuestra vida. GRACIAS POR TODO ELLO MI AMADO SEÑOR.
¿Cómo pedirte que nos saques de este claustro doméstico forzoso? ¿Acaso no fui yo, quien a ti, te llevo a prisión?
¿ estuve allí contigo?
En tiempo de grandes pruebas como la que estamos viviendo mi amado Señor, nos definimos todas las razas
¡Defíneme Tú a mí, Señor!
Si esto no hubiera sucedido, estaríamos inmersos en la preparación y vivencia de la Semana Santa. Unos sólo viviendo la liturgia en el templo, otros en las variadas procesiones que tienen lugar estos días, otros inmersos en todo. ¿ Quién nos iba a decir que todo esto enmudecería?  Nos hubiera parecido imposible y sin embargo algo tan pequeño tan pequeño que se hace invisible ha cambiado nuestra vida, ha roto nuestras rutinas, nos ha enseñado que el ser humano por muy científico que sea no puede, por sí sólo, responder los grandes interrogantes. El virus ha venido a decir a la comunidad mundial ya sea científica, política, social, la de vanguardia y la de retaguardia : ¡NADA SOIS! ¡NADA!.

Y ahora escucho por los medios de comunicación y redes sociales que quieren posponer las procesiones de Semana Santa a septiembre o cuando mejor le venga a cada diócesis. Y yo pienso y mi interior grita. QUÉ NECIOS SOMOS, SEÑOR.
¡HUMILDAD!, ¡HUMILDAD!, ¡HUMILDAD!, NECESITAMOS HACERNOS HUMILDES. Nos decía Santa Teresa que humildad es andar en verdad. Eso es lo que el mundo necesita andar en VERDAD. El mismo Jesús nos dijo. YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

Si posponemos todo lo que en esta semana habría tenido lugar a otra fecha es que no hemos aprendido nada.Hemos de bajar nuestra mirada altanera y decirle al SEÑOR, hágase en mí tu Volutad. Y ya que todas las procesiones que pasearían por nuestras calles estos días portan imágenes de Jesús, nuestro Señor, o de su Madre la Virgen María digamos como ellos : ¡ HÁGASE TU VOLUNTAD Y NO LA MIA!.Actuemos según Dios.
Por propia experiencia puedo decir que si no aprendemos humildemente la lección a la cual nos vemos impelidos por las circunstancias, tendremos que repetir la prueba por lo que más vale aprender a la primera. Es decir, el examen hay que realizarlo por lo tanto hay que estudiar y aprender lo suficiente para pasarlo con éxito, pero si no queremos aprender entonces suspenderemos el examen y tendremos que ir a septiembre o a diciembre… hasta que hayamos aprendido la lección.
Yo, como cristiana, he de aceptar que hay cosas o situaciones que no se pueden posponer a nuestro antojo. Humildemente marquemos en nuestro interior que hubo un año en el que no pudieron salir a las calles las imágenes de nuestro Señor. Que hubo un año que lo vivido nos hizo recordar y sentir próximo lo que cantaba el pueblo de Israel cuando fue deportado a Babilonia, y que seguimos cantando  en el salmo 136 :

                                        Junto a los canales de Babilonia
                                        nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
                                        en los sauces de sus orillas
                                        colgábamos nuestras cítaras.



Sean nuestros hogares el lugar por el que procesionemos esas imágenes que son titulares de nuestras cofradías, expandamos y compartámoslo por las redes sociales pero sobre todo, alimentemos la humildad en nuestro interior y que ella nos ayude a ser fuertes aceptando la Voluntad de Dios y, así, pronto será historia esta situación.

A Dios que es UNIDAD TRINITARIA, que es misericordia, le pido por toda la humanidad. Ayúdanos en esta prueba y si  en nuestra vida, vemos que la desesperación se vislumbra pido al la MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA, LA VIRGEN MARÍA QUE ES MADRE Y REINA DEL MONTE CARMELO, nos proteja con su manto para que la desesperanza no nos agarre. Y por mí misma pido humildemente :… SEÑOR HÁGASE EN MÍ TU VOLUNTAD Y NO LA MÍA.


Purificación García.

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