Visitas


martes, 15 de enero de 2019

NO ASESINES LA ESPERANZA.


Acabo de mirar unas fotos de mi nieto. Tiene tres años. El pequeño Julen tiene dos.  El amor que siento hacia mi nieto me ha abierto el corazón para amar a los demás niños con una fuerza increíble.

Dios mío, Señor mío Jesucristo, Espíritu Santo Dios, Virgen María Madre de Jesús y madre mía, mi corazón, empapado en vuestro amor, jamás se agotará, jamás se secará, jamás se rendirá.

Es muy fácil amar a cualquier niño del mundo cuando le pones, en tu corazón, el rostro de ese nieto tuyo a quien tanto amas.

Realmente es fácil y si nos cuesta trabajo hemos de poner más energía en realizar este paso.

Dibujemos en otro niño a quien ni siquiera conocemos el rostro de nuestro niño, dibujemos en el otro la sonrisa del nuestro, escuchemos en la boca del otro la risa de nuestro pequeño.

¿A que cambia el modo de ver los acontecimientos?

 ¿A que ahora no estamos dispuestos a tirar tan rápido la toalla?

 ¿A que ahora no nos gusta escuchar la cantinela : “es imposible que sea salvado con vida”. Muchos a esta cantinela le llaman canción psicológica y es muy socorrida para argumentar nuestra falta de coraje, y más triste aún, nuestra falta de fe.

Desde el momento que vi la noticia de lo ocurrido al pequeño Julen, lo primero que escuché es la viciosa cantinela : es imposible rescatarlo. Para estas personas el pequeño Julen ya estaba muerto. Me atrevo a decir que cuando uno pierde la esperanza es entonces cuando uno deja morir aquello por lo que debería luchar hasta el final.

Toda esta forma de pensar del hombre es lógica sobre todo cuando ya hemos comprobado que el ser humano se cree a sí mismo superior a Dios. Si el hombre no es capaz de hacer algo entonces ese algo es imposible de ser realizado.



Pues bien, yo creo en Dios, yo siento que cuando fallan mis fuerzas son las de Dios las que me hacen seguir adelante, cuando me faltan las ganas de amar entonces es Dios, quien me muestra esa imagen del crucificado diciendo: … Padre perdónales….



Así que pequeño Julen, yo no tiro la toalla porque Dios no quiere que la tire y sigo rezando por ti a Él, a Dios.

Yo quiero esperarlo todo en el Señor.

¿Os acordáis de Emaús?... cuando aquellos se quejaban al mismo Señor ya resucitado de la muerte de Jesús de Nazaret. ¡Qué Tardíos corazones!



Si caigo en un pozo no me des por muerto. Pide por mí a Dios y Él te dirá que hacer.

Si soy exilado a la periferia no me des por perdido. Pide a Dios y me encontrarás

Si cometo error no me des como caso perdido. Pide ayuda a Dios y recupérame

Si muero no me des por muerto porque es entonces cuando comenzaré a vivir. También ahora Pide a Dios por mí.


Purificación García

No hay comentarios:

Publicar un comentario