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miércoles, 18 de febrero de 2015
A los sacerdotes de ayer que siguen estando HOY.
A todos ellos GRACIAS.
No los conozco a todos, sí conozco personalmente a algunos y admiro su trabajo silencioso, su dedicación fiel, su callado dolor.
Hace muy pocos días un sacerdote ya jubilado pero que sigue al pié del cañón, estando en pleno altar sufrió un desmayo y cayó al suelo. De entre los fieles se apresuraron a socorrerle y y pronto volvió en sí. Los que le atendieron quisieron llevarlo al médico y de su boca salió un NO rotundo; estoy celebrando misa y dentro de una hora tengo otra que celebrar, yo ya estoy bien, así que seguiré haciendo lo que tengo que hacer. Así respondió D.Lorenzo y ,así, quien lo vio me lo contó y ante este modo de proceder sólo una cosa sale de mí : GRACIAS D. Lorenzo.
Y, yo, reflexiono y me pregunto ¿habría hecho yo lo mismo? ¿O le hubiera pedido al médico que me diera un dilatado período de baja dejando así de realizar mi misión durante un tiempo? Tendré que esmerarme en amar más, en amar mejor.
Mi corazón se alegraba mucho cuando asistiendo a la Eucaristía dominical veía, en otro lugar de la Diócesis, a D.Rufino revestido para presidir el lugar y el momento donde un milagro iba a realizarse, El milagro Eucarístico.
Al verle, ya sabía yo, que algo nuevo iba a aprender y que algo antiguo iba a comprender y que mucho eterno me iba a interpelar. Así que me siento muy agradecida a D. Rufino porque se ha dejado utilizar por Dios para llegar a muchos, para llegar a mí.
Y no puedo dejar de mencionar a otro sacerdote, también jubilado, también trabajando en la viña. Este es miembro de mi familia temporal, así lo hemos aceptado, así lo queremos. Su nombre D.Cosme. Un día hablando con él le pregunté ¿cómo te gustaría morir? y su respuesta fue rotunda y sé que es sincera: Celebrando la Eucaristía.
Cuando el dolor físico le flagela fuerte, él pide a Dios que se lo rebaje un poco a la hora de la Eucaristía y después no le importa que le duela.
Esto es real. Quizá no hayan entrado en el mundo de la tecnología que al fin y al cabo es todo virtual. Su dedicación y su amor a su vocación, es real. Por lo tanto no los busquéis en facebook, o en twitter ni en ninguna otra red social, para poner un ME GUSTA. Buscadlos en vuestros entornos, acompañadles al menos un poco en sus vidas, aprended de su experiencia y ponedle un POCO DE AMOR que alivie sus dolencias del tipo que sean.
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