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sábado, 16 de julio de 2016

Cuando brilla un sacerdote




Muchos sacerdotes tenemos en la Iglesia, muchos también en esta diócesis, quizá no tantos como queremos, pero ahí están… caminando.

Ya hace un par de semanas que  hemos enterrado a Don Rufino, ha sido su cuerpo el que hemos sepultado, su alma, chispa  de Dios, anda por el cielo alumbrando.

Cuando un sacerdote tiene la chispa de Dios en su interior, por donde pasa la va reflejando, pero aquí en este mundo en esta dimensión sólo pueden verla los de cerca en cada momento.  Cuando esa chispa de Dios, esa llama de divinidad, se eleva al Cielo todo el mundo puede tener acceso a ella.

Ahora los que quedamos aquí queremos hacerle un homenaje. Este es el mío: GRACIAS DON RUFINO.  A veces en esta sociedad materialista, la palabra GRACIAS nos puede parecer poco y por eso nos empeñamos en argumentar con densa y basta retórica el hecho de agradecer. Esta forma de actuar es propia de estos tiempos en los cuales la humanidad ha perdido la sencillez, la mansedumbre. Nosotros los Cristianos sabemos que EUCARISTÍA  significa ACCIÓN DE GRACIAS. ¿Acaso tenemos los cristianos algo más grande? 

Y, porque me subo a la azotea para ver las estrellas y porque sé que desde allí  si grito: ¡DIOS CUÁNTO TE AMO! Se me escucha mejor que cuando estoy sobre el asfalto. Ahora siento que  Don Rufino se subió a la azotea y desde allí la chispa de Dios que él portaba nos está alumbrando y ahora todos podemos verla, ya no sólo los de cerca sino todos los que, en el cielo, la buscamos.

No se apaga la luz de Dios con la vida terrena, muy al contrario, cuando el envase desaparece la chispa de luz ya libre y sin obstáculos brilla con más fulgor, eso sí, sin deslumbrarnos.

Hubo lágrimas dolor en su entierro, hubo llanto ahogado en las gargantas y sus fieles amigos, como siempre, allí estaban. Algunos estuvieron siempre y a esos Dios los abraza para mitigar su dolor y alimentarle la esperanza. Sin hacer ruido, como todo lo sencillo, pasó de este mundo al otro y nosotros sabemos que su vida fue y es patrimonio de la IGLESIA , sabemos que ahora desde el cielo cuidará de toda ella.


                                                      HASTA LUEGO  DON RUFINO.


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