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martes, 16 de agosto de 2016

LA PAZ SEA EL LECHO DE TU ETERNO DESCANSO, MANUEL




Hay etapas en las que  Dios te regala nuevos hermanos y otras en las que Dios mismo te los quita. El período veraniego de este año 2016 es el que Dios ha querido utilizar para llevarse junto a Él a varios hermanos sacerdotes. Hoy será enterrado D. Manuel García Muñoz a quien Dios tuvo a bien poner en mi vida hace ya muchos años. Eran tiempos de una nueva y, para mi, enriquecedora experiencia en la iglesia de Jaén. Formé parte del consejo de pastoral diocesano durante varios años y conocí, porque así lo quiso Dios, a gente maravillosa, a hombres y mujeres de Dios. Ahí te conocí  Manuel y, sin saberlo tú, comencé a admirarte. El silencio,la mirada afable, la medio sonrisa, así te recuerdo yo. Pero cuando tomabas la palabra y te dirigías al pleno del consejo yo me iba empapando como una esponja de aquel saber, de la forma de exponer y percibí que las palabras que hablabas eran parte de ti. En muchos casos las palabras parecen no pertenecer a quien las dice de lo diferentes que estos dos elementos lo son entre sí.  Pero tus palabras Sí eran parte de ti, así lo percibí yo. Esta tarde enterrarán tu cuerpo y como materia física que es volverá a la madre tierra. Más lo que te hacía ser como eras, lo que te hacía tan especial era tu ser de Dios y eso… eso jamás se lo comerá la tierra porque eso desde el principio de los tiempos es sólo de Dios.

Tenemos casi todos hermanos de sangre, nacidos de los mismos padres pero yo he experimentado que más que la sangre humana lo que te hace verdadero hermano es esa otra sangre, no humana, la sangre del CRISTO. Esa sangre lleva en su esencia el unir tan fuerte que ya dos o más seres dejan de serlo para convertirse en UNO. Sangre de Cristo que embriaga de forma tan trascendente que todo tu ser en unidad con los que se dejan embriagar por ella, resuena en el espacio y en el tiempo  como un único latido. El latido del Amor Crístico.

Así nos une Cristo, entre nosotros,  a los cristianos y así nos hace UNIDAD con Él  y así  quiero fundirme yo con el sufrimiento y el gozo de tantos hermanos que, nacidos de distintos vientres terrenos, hemos formado UNIDAD con la sangre del CRISTO.

Manuel, no sabes cómo me gustaría estar en el templo contigo esta tarde, pero no  pudiendo estar ahí,   lo estaré en ese otro templo que Dios ha puesto a mi alcance y, mirando al cielo cual altar de Dios, rezaré por ti. No dejes tú de rezar, desde Dios, por mí y por esta iglesia de Jaén que quiere la sociedad que atraviese tiempos de indefinición. La iglesia se define en Dios, por Dios y con Dios. Ayúdanos tú desde el lugar que ÉL te ha reservado.

Descansa en Paz Manuel. Y perdona porque desde lejos te admiré y , de cerca, nunca te lo revelé.

El día de su asunción, la VIRGEN MARÍA MADRE DE DIOS te acogió y te sonrió.





Purificación García.

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