Querida,
venerada y amadísima Virgen de la Encarnación patrona de mi pueblo:
En primer
lugar te pido perdón por que he estado mucho tiempo, meses, sin ir a verte. Sé que
tú conoces muy bien el por qué. Estos meses de frio grande y de sobreabundante
lluvia, esos días tan cortos en luz y tan remecidos en oscuridad y noche y esta
persona tan crecida en años que ya comienza a decrecer, estas piernas que si no
tienen punto de apoyo no pueden caminar y cuando las piernas están para
aguantar mi peso son los pulmones los
que me van diciendo: despacio…despacio, camina despacio y sin gran esfuerzo.
En fin
Virgen de la Encarnación, madre mía, madre nuestra, sé que el sábado de cada
semana es tu día, el día de María así lo sabe y lo celebra todo el mundo
católico pero, ya sabes, estos meses no he podido ir a tu casa, a tu templo de
mi pueblo de Peal.
Gracias madre
mía porque por fin llegó el buen tiempo, el tiempo de la luz, el tiempo de los
cielos claros y de la gente en la calle y yo, con sumo cuidado o cogida al brazo
de alguien, puedo asomarme a verte a tu templo. Qué bella está tu imagen, tan
cuidada, tan adornada con las flores que sólo para ti sembró el CREADOR en
los magníficos campos de esta tierra en la que vivimos. Todo fue porque el CREADOR
quiso que fuera. Pero para venir ÉL
MISMO, DIOS CON NOSOTROS, a encarnarse necesitó un SI, tu Sí, Virgen de la
Encarnación.
Querida madre
mía y virgen de la Encarnación quiero darte las gracias por todos los favores
que me haces intercediendo entre tu Hijo
JESÚS y nosotros que también somos tu hijos aún sin merecerlo.
Pero de
nuevo te pido perdón porque de nuevo no podré verte en tu día sábado, día de María,
de la Virgen de la Encarnación, en tu templo de mi pueblo de peal. Te llevan
Madre mía, te llevan a tu ermita que para ti hicieron, estarás allí hasta casi
octubre y allí celebrarán la misa del sábado y Tú bien sabes que ese lugar está
lejos que hay que vencer una cuesta pronunciada y mis pies y mi respiración no
aguantan. Perdóname si ya no te veo hasta octubre pero sabes que esta vez es por
causas de otra naturaleza.
Sé que en
coche se llega muy pronto pero, Virgen de la Encarnación, Tú sabes que yo no tengo
coche ni edad para tenerlo.
Perdóname Virgen
de la Encarnación si te canso con mis cosas, pero sé que tú quieres escucharme
y como desde muy pronto el día de María, es decir, el sábado no tendremos
Eucaristía aquí en tu parroquia creo que comprenderás que quiera abrir mi
corazón a ti. Quizá ya debería estar acostumbrada a esto porque hace ya, muy
pocos, años que se hace y no sé ni siquiera si esto está escrito en ese libro
que algunos le llaman estatutos, el caso es que sea como sea durante varios
meses a ti Madre de la Encarnación y Madre mía, te alejan de nosotros los
ancianos, los enfermos, los que no tenemos medios de transporte, es decir de
todos aquellos a los que tu Hijo más quiere.
Qué triste….que
triste…. Recuerdo tus palabras en las bodas….HACED LO QUE ÉL OS DIGA…
Esas palabras
resuenan en mi interior así que lo haré…haré lo que tu Hijo nos diga que muy
pocas veces coincide con lo que nos dicen los hombres.
Purificación
García.
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