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sábado, 22 de junio de 2013

Vamos a presumir, decía San Pablo.










Ayer, en la lectura, nos decía San Pablo:.. Hermanos, son tantos los que presumen de títulos humanos que también yo voy a presumir.

Ahora, yo, reflexionando sobre esta lectura me permito decir ¿hay algo que te dé tan extraordinaria certeza de que eres verdadero seguidor de Cristo y su Iglesia que el hecho de que un día el pastor de tu comunidad te diga: Fuera de aquí, fuera de todo, fuera de la catequesis, fuera del consejo de pastoral, fuera del grupo de lectores, fuera del coro, sin razón alguna que sustentara esta decisión? ¿Que hay que presumir?  Pues, yo presumo.

¿Hay algo más grande de lo que un cristiano pueda presumir que el hecho de que te expulsen de la comunidad como a Cristo lo expulsaron de la sinagoga?

¿Hay algo más de lo que se pueda presumir que, de que a pesar de todo este agravio, seguir en el mismo lugar del agravio participando de la eucaristía que es la fuerza de todo cristiano, también la mía, sintiendo el vacío y el rechazo de un denso grupo de personas y seguir permaneciendo cerca de la comunidad sólo por amor a ella?

Aunque hace ya  mucho tiempo de esto, si hay que presumir, pues yo también voy a hacerlo.

¿Hay algo más importante que, pasados los años y con nuevos jefes en la comunidad y superando el primer y segundo año de vacío en la actividad comunitaria, se reclame el ardiente deseo de dar catequesis en estos términos: soy catequista y quiero dar catequesis. Y recibiera un NO por respuesta varias veces consecutivas sin razón para ello. Pues bien, de eso yo también voy a presumir.
 
 
 
 
 
 

Como también decía San Pablo, jamás he sido gravosa a la comunidad, jamás he pedido nada, jamás he puesto a ningún párroco en el compromiso de tener que saltarse norma alguna para favorecer una petición mía. Jamás, Jamás.

Yo no soy de Pablo, yo no soy de Apolo. Yo quiero, deseo ardientemente y trabajo para ser sólo de Dios. Pablo y muchos más a lo largo de la historia de la Iglesia, me sirven para aprender el buen modo de acercarme a Cristo, el buen modo de dar las gracias, el buen modo de aguantar la persecución y la tortura. presentes y futuras.
 
 
 
 

Bueno ya no voy a presumir más. Sólo plasmar que Dios ve directamente el corazón de todos y cada uno de nosotros y sabe con qué amor o desamor o egoísmo u odio se hacen las cosas. Y nos ha enseñado a todos que podemos engañar a todo el mundo todo el tiempo pero a Dios, a Dios, no se le engaña ni un solo instante y quizá pronto nos vaya llegando la hora de tener que comprobarlo. Así que sé que nada pasa en este mundo sin que Dios lo permita. El dolor y sufrimiento por causa del evangelio nos prueba como oro en crisol. Y es extraordinario cierto y reconfortante saber que un catequista lo es toda su vida quiera el párroco o no, porque en aquel lejano tiempo en que no lo pude ser según el párroco, lo fui según Dios durante todo el día y en todo lugar. Y si yo callo las piedras hablarán ¿nos suena ?


 

 






Continúa San Pablo hablando del tercer Cielo al que fue arrebatado y de la espina en la carne que le han metido para que no sea soberbio. y como él, San Pablo, cada vez que pidamos al Señor vernos libres de Satanás que nos apalea nos responderá:... Te basta mi gracia.


Así como decía San Pablo vivo contenta en medio de mis debilidades, de los insultos y las persecuciones porque   ... cuando soy débil......

   
                                  

                                                           ..... entonces soy fuerte.









purificación garcia



 

 

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