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martes, 15 de octubre de 2013

vivencia de un sacerdote amigo (lentejuela de Dios)


        UNA LENTEJUELA A LOS PIES DEL SAGRARIO

 
Tirada por el suelo y aún brillabas, quise rescatarte y no pude. Tú, tan sutil y mis manos tan torpes no lograban separarte del suelo. Otra mano más hábil y delicada te recogió y te entregó a mí.

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Te tengo delante de mí lentejuela y pienso ¿por qué me preocupé de ti? ¿Qué hacías allí? Las lentejuelas son para los trajes de artistas, para las divas, a eso estabas destinada tú como las demás de tus hermanas y cuando cumplen su misión y se  desprenden del vestido ya nadie repara en ellas. Pero a ti te pusieron muy cerca de Dios, te cosieron al conopeo que le cubría o a la cortinilla o velo del Sancta Sanctórum de la frontera entre lo humano y lo divino o al corporal sobre el que día y noche se posa Dios. Y echaban la llave y cerraban la puerta y te quedabas horas y horas días y días con Él.

¿Por qué te separaste  de Él? Aunque fuera involuntariamente ¿Quién te arrancó de Él? ¿Qué hacías por los suelos habiendo estado tan cerca de Él? Dale gracias que te quedaste a sus pies. Allí, en el suelo, tan cerca de Él, no podías ser de una artista tenías que ser de Él.

Esa fue tu salvación y por eso te admiro y te envidio lentejuela de Dios y quisiera tener tu suerte lentejuela de Dios.

Que mi alma no tiene que adornar ni dar luz a ningún artista sino que quiere estar junto a ti como parte del corporal en el que descansas del velo que te separa de lo mundano, del conopeo que te proteja, Señor.

Que si caigo o me arrancan de ti que, al menos, me quede a tus pies. Que allí encontraré quien me reconozca, quien me levante y, si no puede, busque ayuda y me vuelva junto a Ti

Virgen del Carmen esto ha ocurrido en tu día. No te olvides de mí. Como hemos sacado del suelo esta lentejuela, sácanos Tú del abismo cuando tengamos que dejar este mundo. Si en esta vida tan breve hemos vivido tan cerca de Dios que no nos veamos por la eternidad separados de Él.

Y tú lentejuela, donde quiera que vuelvas a estar no olvides lo que fuiste y donde caíste y da las gracias a los que te rescataron de allí.

 

Ciudad sal luz  (16 julio 1999)

 

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