Recordemos cómo en aquellos momentos de la historia cuando
la injusticia había dibujado el escenario de la guerra y todo lo hermoso y
bello del ser humano había sufrido devaluación estrepitosa, también lo material
había llegado a su valor más bajo. El
dinero dejó de tener poder, las construcciones
hechas por los hombres llegaron a valer el instante de una bomba.
La devaluación monetaria llegó tan abajo que para tomar un
café se necesitaba llevar un carro lleno de papel moneda. Y es que ya se sabe
cuando algo pierde su auténtico valor se necesita ingente cantidad de ello para
obtener un plato de lentejas.
En la sociedad actual los espacios están llenos de palabras
que por haber perdido su valor son menos que basura.
Las gentes hablan y hablan parece como si tuvieran mucha
prisa en hacerlo y llenar todo su entorno de palabras. Los que a sí mismos se
llaman dirigentes en cualquiera de las dimensiones en las que nos movemos, hablan
y hablan y necesitan muchos muchísimos millones de palabras porque ellos mismos
se ha encargado de robarles su auténtico valor. La mentira que existe en el
interior del ser humano ha hecho una gran mella en esta sociedad huérfana o
mejor dicho voluntariamente desasida de la VERDAD.
Estamos asistiendo a una sórdida obra en la que se persigue un segundo de atención de
la plebe a cambio de millones de palabras, entre sí contradictorias, entre sí
belicosas, entre sí unidas por el asesinato.
Nunca la palabra tuvo un valor más bajo que en esta sociedad
actual. Ha perdido tanto valor que ya no es suficiente una persona disparando
palabras como si tuviera gaznate de acero, sino que se reúnen varios para
mentir aún más.
A algunos no nos sorprende nada de lo que sucede, lo veíamos
venir. Tenía la sociedad que acabar con lo bello, lo profundo, lo verdadero y
así, ésta, se puso manos a la obra para erradicar todo atisbo de VERDAD y hacer lo imposible para que nunca más pudiera
brotar. Y para ello, necesitaba asesinar la inteligencia del ser humano,
necesitaba adormecer sus capacidades internas, necesitaba hacer del ser humano
una marioneta, pero no una marioneta cualquiera sino una que pudiera ser movida
por esos que, si les pones más de dos cuerdas, se hacen un lío, así de inteligentes han resultado
ser.
Había que erradicar todo aquello que pudiera hacer pensar y
sentir al individuo humano y, por supuesto, había que eliminar la religión
porque es una vía para llegar a lo divino. Eso casi lo están consiguiendo
¿cómo? Ya lo hemos dicho antes, con
palabras, palabras, palabras.
Pero son tan soberbios que no se quedan ahí, necesitan erradicar
algo más profundo, quieren erradicar a DIOS, a la DIVINIDAD, ¿cómo? Secando la fuente
del anhelo de saber, el anhelo inherente al ser humano de indagar e investigar y para esto se valen
de la escuela. ¿Nos hemos preguntado
alguna vez por qué todos esos que se llaman a sí mismos dirigentes venden a
quien tengan que vender con tal de controlar el sistema educativo?.
Y si reflexionamos un poco más, en profundidad descubres que
esos de los que hablamos no quieren que el ser humano viva sin DIOS, lo que
quieren ellos ser Dios.
Pero, ya sabemos, ellos no son , no han sido ni serán nunca jamás ni siquiera un reflejo de Él.
DIOS que es Padre y Madre, es ACCIÓN SIN PALABRAS. Nunca ha
habido ni habrá una PALABRA más activa y operante que la que DIOS pronunció,
tan creadora que todo se hizo por ella y sin ella nada de lo que ha sido hecho
fue hecho.
La Palabra de Dios es de un poder tan inmensurable que se
hizo carne, JESÚS, EL CRISTO.
Él mismo, EL CRISTO, que es la PALABRA del PADRE, nos dijo:
Sea, pues, vuestro modo de hablar: Sí, sí o no, no. Lo
que exceda de esto, viene del Maligno.»
También CRISTO nos enseño el valor del silencio. Imitémosle
en todo porque está bien claro: ante ÉL toda rodilla se dobla en el cielo, en
la tierra, en el abismo..
En el abismo también se dobla la rodilla ante EL
CRISTO, LA PALABRA DEL PADRE, EL HIJO DE DIOS.
La palabra es creadora. Crea destrucción o crea construcción,
crea odio o crea amor. Así queridos
hermanos, cada vez que hablemos, cada vez que hagamos uso de la palabra,
elevemos nuestro pensamiento y corazón a CRISTO JESÚS, que es la PALABRA y
practicando esto en nuestra vida cotidiana tendremos la oportunidad de hablar
cuando hay que hablar siguiendo siempre el criterio de CRISTO según nos narran
los evangelios, y callar cuando hay que callar. DIOS pronunció su PALABRA:
CRISTO. Que nosotros ni por desconocimiento, ni por ignorancia, ni por dejadez
ni por maldad colaboremos con nuestras palabras a la creación del ANTICRISTO.
Así que entonemos un réquiem por las palabras de los
seres humanos y elevemos un ALELUYA por la PALABRA DE DIOS, y así quizá dejemos
de ser sólo humanos para llegar a ser Hombres como CRISTO es el HIJO DEL
HOMBRE.
Purificación García
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