JESÚS CARGÓ CON NUESTROS PECADOS Y LOS LLEVÓ, CON ÉL, A LA
CRUZ.
ALLÍ LES DIO MUERTE. ALLÍ MURIÓ ÉL TAMBIÉN. PERO ÉL RESUCITÓ
AL TERCER DÍA Y SU APARECIENCIA FUE TAN DISTINTA QUE NO FUE RECONOCIDO NI SIQUIERA POR LOS QUE SIEMPRE
HABÍAN ESTADO CON ÉL.
Yo hago esta reflexión: Jesús cogió mis pecados pero
concretemos eso de MIS PECADOS, porque si no se queda demasiado ambiguo.
Personalizo la reflexión. Jesús cogió mis pecados, es decir, cogió a puri
pereza, a puri gula, a puri envidia y cada una de esas puris se multiplican por
miles porque cada uno de esos pecados es cabeza de legión. Pues bien, Jesús,
los cogió todos y los llevó a la cruz. Lo que nos enseña que sin cruz no hay
muerte del pecado. Los que habían estado con Él, le seguían, le veían sufriendo
cargando con la cruz pero sí le
reconocían. Le reconocían porque Jesús llevaba el pecado de ellos, se veían en
la cruz, se veían a sí mismos y lloraban quizá más por el dolor de sus pecados
que Jesús iba cargando que por amor a Jesús mismo.
Luego los pecados quedaron crucificados en la cruz. Jesús
resucitó y ya habiendo dejado los pecados crucificados, mostró a los hombres el
triunfo de la RESURRECCIÓN, por eso no le reconocieron porque ellos aún no
habían crucificado sus pecados.
Oh CRUZ, si pudiéramos penetrar en tu misterio. Si
pudiésemos llegar a conocer lo que Jesús nos estaba transmitiendo en aquellos
momentos. Quizá el verdadero perdón del los pecados sea la crucifixión de los
mismos y hay que hacerla, como nos mostró Jesús, de instante en instante hasta
el final de nuestros días. Él nos mostró el camino. Nos dejó a su Madre, que es
la nuestra.
Trabajando por este camino llegaremos a sentirnos tan solos,
tan abandonados incluso de Dios que comprenderemos con una profundísima
claridad, aquellas palabras que Él, el que es sólo amor, pronunciara en la
cruz: Padre por qué me has abandonado.
Es este un trabajo diario, constante, difícil, doloroso, que
exige renuncia, que conlleva desasirse de todo lo que no es Dios, es decir de
todo lo sensitivo, de todo lo que nos hace gozar, de todo lo que nos retiene en
nosotros mismo, porque hay que dejar de ser nosotros mismos para llegar a
fundirnos con Él. ¡ Oh cruz, qué necesaria eres, Oh cruz de ti viene la vida
porque tú haces muerte de todo aquello que no es VIDA.
Cada sufrimiento, cada momento de cruz, es inmediata y
eficazmente seguido por una liberación tan mayúscula que nos empuja a volar.
VOLEMOS PUES.
purificación García
Quesada
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