2º.- POR
QUÉ Y PARA QUÉ EL CRUCIFIJO
Reflexión:
¿Por qué y
para qué el CRUCIFIJO?
Es “la cruz
de Cristo”; es el “Cristo de la cruz”.
Estos titulares quieren dejar claro que no todas las
cruces, que hay en la vida de cada uno y en la historia de la humanidad, muchas
de ellas terribles, no todas nos sirven de salvación, si en ellas no
contemplamos a Jesucristo clavado, modelo, fuerza y consuelo.
Tampoco todas las imágenes de Jesucristo, que
veneramos y a las que tenemos mucha devoción, quedan completas si excluimos la
imagen de JESUCRISTO CRUCIFICADO. A veces nos adherimos a un Cristo imaginario,
que no es el verdadero o, al menos, no es el Cristo completo y total; en este
caso lo desfiguramos, nada peor para su auténtica imagen.
Nos situamos hoy en el ¡VIERNES SANTO!
De la Historia
de nuestra salvación que ayer recorríamos brevemente, recordad que
mostramos un momento en que “el hombre y la mujer pecaron” y otro momento
posterior en que “Dios, por amor misericordioso, se hizo hombre para
salvarnos”. Era el misterio de La
Encarnación del Hijo de Dios
para poder realizar el misterio de Nuestra
Redención.
Como aproximación
al misterio de amor redentor, que rescata de las fuerzas del mal a la
humanidad, debemos conocer que las
ofensas se miden, aparte del grado de importancia en el quebrantamiento de
las leyes, por la distancia que existe entre el ofensor y el ofendido; a mayor
distancia mayor ofensa.
¿Verdad que no es lo mismo “mentir” a un amigo/amiga
que a un padre/madre, juez/autoridad/rey?
Por eso, la ofensa, consciente y libre, a Dios,
adquiere el grado de “culpa infinita”,
que puede ser grave o leve, por la distancia que existe entre la criatura y el
Creador.
Dicha ofensa y culpa solamente se puede satisfacer, es decir, pagar en justicia, con acciones que tengan méritos infinitos, acciones
que solamente Dios puede realizar, porque las criaturas humanas solamente
tenemos o realizamos acciones con méritos
finitos, limitados.
¡Aquí viene
el invento del amor misericordioso de Dios al hombre!
Dice Dios -permitidme expresarme así para hacerme entender mejor-,
“me haré hombre como ellos, sin dejar de ser Dios”,
“cargaré con su pecado que es ofensa infinita a la
santidad de Dios”,
“pagaré por ellos, como Hombre, y como Dios”,
“como Hombre, cargando sobre mis espaldas el pecado de
la humanidad entera, al hacerme uno con ellos”
“como Dios, satisfaciendo en justicia, con mis méritos
infinitos, propios de Dios”.
Así,
Jesucristo, Dios y Hombre, redime a la humanidad caída por el pecado.
¡Cuánto amor
entraña nuestra redención del pecado!
¡Y cuánto
dolor!
Vamos a ponerle imagen.
El Profetas
Isaías, anunciando la pasión y muerte
de Cristo, utiliza la imagen del Siervo de Yahvé, y escribe un poema dedicado a este Siervo de Yahvé,
sufriente. Escuchad lo que dice, inspirado por Dios, mientras fijáis
vuestra mirada en el Crucifijo:
“MIRAD, MI
SIERVO TENDRÁ ÉXITO,
SUBIRÁ Y CRECERÁ MUCHO.
SUBIRÁ Y CRECERÁ MUCHO.
COMO MUCHOS
SE ESPANTARON DE ÉL
PORQUE
DESFIGURADO NO PARECÍA HOMBRE,
NI TENÍA
ASPECTO HUMANO,
ASÍ ASOMBRARÁ
A MUCHOS PUEBLOS;
ANTE ÉL LOS
REYES CERRARÁN LA BOCA,
AL VER ALGO INENARRABLE
Y COMPRENDER
ALGO INAUDITO.
¿QUIÉN CREYÓ
NUESTRO ANUNCIO?,
¿A QUIÉN SE
REVELÓ EL BRAZO DEL SEÑOR?
CRECIÓ EN SU
PRESENCIA COMO BROTE,
COMO RAIZ EN
TIERRA ÁRIDA,
SIN FIGURA,
SIN BELLEZA.
LO VIMOS SIN
ASPECTO ATRAYENTE,
DESPRECIADO
Y EVITADO DE LOS HOMBRES,
COMO UN
HOMBRE DE DOLORES,
ACOSTUMBRADO
A SUFRIMIENTOS,
ANTE EL CUAL
SE OCULTABAN LOS ROSTROS,
DESPRECIADO
Y DESESTIMADO.
ÉL SOPORTÓ
NUESTROS SUFRIMIENTOS
Y AGUANTÓ
NUESTROS DOLORES;
NOSOTROS LO
ESTIMAMOS LEPROSO,
HERIDO DE
DIOS Y HUMILLADO;
PERO ÉL FUE
TRASPASADO POR NUESTRAS REBELIONES,
TRITURADO
POR NUESTROS CRÍMENES.
NUESTRO
CASTIGO SALUDABLE CAYÓ SOBRE ÉL,
SUS
CICATRICES NOS CURARON.
TODOS
ERRÁBAMOS COMO OVEJAS,
CADA UNO
SIGUIENDO SU CAMINO;
Y EL SEÑOR
CARGÓ SOBRE ÉL TODOS NUESTROS CRÍMENES.
MALTRATADO,
VOLUNTARIAMENTE SE HUMILLABA
Y NO ABRÍA
LA BOCA:
COMO CORDERO
LLEVADO AL MATADERO,
COMO OVEJA
ANTE EL ESQUILADOR,
ENMUDECÍA Y
NO ABRÍA LA BOCA.
SIN DEFENSA,
SIN JUSTICIA, SE LO LLEVARON,
¿QUIÉN SE
PREOCUPARÁ DE SU ESTIRPE?
LO
ARRANCARON DE LA TIERRA DE LOS VIVOS,
POR LOS
PECADOS DE MI PUEBLO LO HIRIERON.
LE DIERON
SEPULTURA CON LOS MALVADOS
Y UNA TUMBA
CON LOS MALHECHORES,
AUNQUE NO
HABÍA COMETIDO CRÍMENES
NI HUBO
ENGAÑO EN SU BOCA.
EL SEÑOR
QUISO TRITURARLO CON EL SUFRIMIENTO,
Y ENTREGAR
SU VIDA COMO EXPIACIÓN:
VERÁ SU
DESCENDENCIA, PROLONGARÁ SUS AÑOS,
LO QUE EL
SEÑOR QUIERE PROSPERARÁ POR SU MANO.
POR LOS
TRABAJOS DE SU ALMA VERÁ LA LUZ,
EL JUSTO SE
SACIARÁ DE CONOCIMIENTO.
MI SIERVO
JUSTIFICARÁ A MUCHOS,
PORQUE CARGÓ
CON LOS CRÍMENES DE ELLOS.
LE DARÉ UNA
MULTITUD COMO PARTE,
Y TENDRÁ
COMO DESPOJO UNA MUCHEDUMBRE.
PORQUE
EXPUSO SU VIDA A LA MUERTE
Y FUE
CONTADO ENTRE LOS PECADORES,
ÉL TOMÓ EL
PECADO DE MUCHOS,
E INTERCEDIÓ
POR LOS PECADORES” (Is 52, 13-53, 12).
Fija la mirada del Crucifijo escuchemos ahora a San Pablo, que le dice a los fieles de
Galacia:
“CRISTO NOS
RESCATÓ DE LA MALDICIÓN DE LA LEY,
HACIÉNDOSE
POR NOSOTROS MALDICIÓN,
PORQUE ESTÁ ESCRITO:
MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO” (Ga 3, 13)
Alude así a las leyes judías del pueblo de Israel, citando
el pasaje del Libro del Deuteronomio, que dice:
“SI UNO,
REO DE LA
PENA DE MUERTE,
ES EJECUTADO
Y LO CUELGAS DE UN ÁRBOL,
SU CADAVER
NO QUEDARÁ EN EL ARBOL DE NOCHE,
SINO QUE LO
ENTERRARÁS ESE MISMO DÍA,
PUES UN
COLGADO ES MALDICIÓN DE DIOS,
Y NO DEBES
CONTAMINAR LA TIERRA
QUE EL
SEÑOR, TU DIOS, TE DA EN HEREDAD” (Dt 21, 22-23).
Creo que os bastará con estos textos
para asomaros tímidamente al misterio de nuestra Redención,
para asomaros escasamente al misterio del amor de Dios
por nosotros,
para asomaros
contritamente al corazón de Dios Padre que entrega de esta manera
a la muerte a su Hijo,
para asomaros al infinito amor de Jesucristo por ti, que “se hace pecado, malhechor,
y maldito” para salvarte a ti y a mí.
¡Esto es el
amor de Dios!a la muerte a su Hijo,
para asomaros al infinito amor de Jesucristo por ti, que “se hace pecado, malhechor,
y maldito” para salvarte a ti y a mí.
¡Esta es la maldad
del pecado!
Quiero ofreceros para terminar algunos momentos que, sin
duda, removieron profundamente el corazón de Cristo por dentro, como solemos
decir, sentimientos a la hora de dar la vida por ti, en su Viacrucis, en su camino
hacia la muerte.
Sigue mirando al Crucifijo, fuera o dentro de ti,
mientras escuchas estas palabras:
INJUSTICIA
Jesús va a la muerte, tras una sentencia injusta, es decir, sin motivos, sin pruebas, sin verdad.
La envidia de unos, la soberbia de otros, el pecado de
todos, le llevó “a muerte de cruz” como si fuera el mayor enemigo del pueblo.
¿Acaso puedes medir la tristeza del corazón de Cristo,
muriendo por amor, y condenado por odio?
Pero al final, un soldado romano se la jugó, cuando, viéndole expirar, exclamó: ¡Este hombre era inocente” Ya era demasiado tarde.
Pero al final, un soldado romano se la jugó, cuando, viéndole expirar, exclamó: ¡Este hombre era inocente” Ya era demasiado tarde.
ESPECTÁCULO
Desde que Judas le da el beso de la traición, comienza
para el Redentor de la Humanidad un “espectáculo
infame” a su alrededor, que le partiría el corazón.
¿Dónde estaban los que tanto habían escuchado y
aplaudido su Palabra de vida?, ¿dónde estaban tantos enfermos curados de sus
dolencias?, ¿dónde los más de cinco mil que se habían saciado de pan y peces?.
A su alrededor desprecio, burla, sarcasmo,
provocación, diversión, cuando Pilato lo muestra vestido burlonamente de rey con corona de espinas y caña en la
mano, cuando camina a empujones y caídas por las calles empinadas de
Jerusalén con la cruz a cuestas, cuando se llena la ladera del monte calvario
de hombres, mujeres, niños y jóvenes, divertidos con la carnicería que le
habían provocado.
¡Cuánto le dolería a Cristo, en su corazón, masticar este “fracaso humano”, en que
su entrega hasta la muerte por los hombres se convirtiera para muchos en una
“tarde de diversión”.
Pero al final, cuando le vieron morir, dice el
evangelio de San Lucas que “toda la muchedumbre que había concurrido a este
espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho” (Lc 23,48). Ya
era demasiado tarde.
ENCUENTRO
CON SU MADRE
Lo recoge la “tradición religiosa de todos los
siglos”.
Dicen que, en una esquina de la calle de La Amargura,
estaba su madre, la Virgen María, acompañada de algunas otras mujeres piadosas.
Jesús, al pasar, la miró.
¡Qué cruce
de miradas!
Seguro, que fue de los momentos más duros de la Pasión
para los dos, para la Madre viendo al Hijo, para el Hijo viendo a la Madre.
¡Cuánto crece el dolor cuando piensas en el dolor de los que te quieren!
Desde ese momento, María siguió detrás de él hasta la
cumbre del Calvario, hasta que, muerto, lo descolgaron, y lo pusieron en su
regazo de Madre.
Piensa que, en medio de esas dos miradas, limpias y
puras, pero llenas de sangre y lágrimas, estabas tú, porque por ti murió el
Señor.
ABANDONO DE
DIOS
Nos lo cuentan tres evangelistas:
San Mateo relata: “Jesús fue con ellos a un huerto… empezó a
sentir tristeza y angustia… adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y
oraba diciendo: ¡Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no
se haga como yo quiero, si no quieres tú… de nuevo se apartó por segunda vez de
los discípulos y oraba diciendo: ¡Padre mio, si este cáliz no puede pasar sin
que yo lo beba, hágase tu voluntad” (Mt).
San Marcos nos dice: “Era la hora tercia cuando lo crucificaron…
al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona… y
a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: Eloí, Eloí, lamá sabactaní, que
significa, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc)
San Lucas nos cuenta: “Vinieron las tinieblas sobre toda la
tierra…. porque se oscureció el sol, el velo del templo se rasgó por medio, y
Jesús, clamando con voz potente, dijo: ¡Padre, a tus manos encomiendo mi
espíritu! Y dicho esto, expiró” (Lc).
Queridos hermanos, esta ausencia del consuelo del amor
del Padre es el momento más oscuro en el cielo del corazón de Jesucristo en su
Pasión.
Se siente abandonado del Padre, se siente sólo, sin
una palabra de aliento.
Jamás
comprenderemos cómo el Dios-Hombre se pudo sentir abandonado de Dios.
Es la prueba
mayor de su entrega y de su amor por nosotros, por ti y por mí.
¡Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?
Siempre, profundo misterio; siempre, profundo amor.
Basta. Cuatro palabras:
Injusticia,
Espectáculo,
Encuentro
con su Madre,
Abandono de
Dios.
Ahora, hasta la hora de la Misa, meditemos en silencio
la Pasión y Muerte de Cristo y adoremos a Cristo crucificado, que nos preside
en la pared y en la mesita.
No habrá exposición del Santísimo.
Quien quiera, y cuando quiera, puede acercarse a besar
el Crucifijo.
Es mucho amor el que desprende la muerte de Cristo
Crucificado.
Rvdo. D. Jesús Moreno Lorente
No hay comentarios:
Publicar un comentario