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martes, 5 de abril de 2016

LA CARA ME ARDÍA POR EL ESTENTÓREO GRITO DE LOS NIÑOS



. Y estando viviendo la realidad de mi sueño hice lo de siempre: me levanto de la cama, el aseo diario y, un poquito antes de salir al trabajo, pongo en mi rostro una crema para la piel, por el precio de la misma podría parecer que contuviese en su fórmula el secreto de los antiguos alquimistas, el de la piedra filosofal.

Camino por la calle en dirección a mi trabajo cuando empiezo a notar algo inquietante en mi rostro. Era como un calor que aumentaba tan rápidamente que parecía que iba a echarse a arder. Di media vuelta camino a casa y , en llegando a ella, ese mismo calor pasó a mis oídos y allí se tornó como en gritos desesperados de niños tan tan pequeños que, no sabiendo por qué esto ocurría, parecía una llamada a la locura.

Entré en casa, me miré al espejo y mi rostro no estaba desfigurado entonces surgió la pregunta ¿ qué me está ocurriendo?.

Llamé al trabajo y me concedieron quedarme en casa. Yo pensaba… pensaba.. ¿ que me está ocurriendo? Dentro de este sueño real, cerré los ojos y  me dormí.

Estando en estado de vigilia de  sueño vinieron a mí imágenes y noticias del mundo entero. Los países más desarrollados, todos ellos en conjunto incluyendo el mío, habían aprobado leyes disfrazadas de derecho de mujeres, para dar vía libre al aborto. Sí, los países más “desarrollados”, habían blindado el derecho a matar al inocente. Muchos de los que habían aprobado esas leyes solían ir por los templos cristianos e incluso se escandalizaban cuando el sacerdote predicaba el evangelio de la matanza de Herodes.

Sí, ellos blindaron la leyes que mataban niños antes de que éstos nacieran llevando así a sus países a la extinción. Durante unos años fueron países de ancianos y luego ya no fueron nuestros países, simplemente dejamos de existir.

En el sueño yo me preguntaba ¿ por qué esta barbarie? ¿ por qué asesinar la esperanza de lo bello? Entonces  vino a mí como un espectro de niño, me toco y me dijo: ven conmigo, te mostraré la razón. ¡ no hay razones para esta locura! Exclamé. Tú sígueme me respondió.

Me llevó como en volandas, y en unos segundos habíamos recorrido cientos quizá miles de kilómetros. Durante el trayecto descendió en varios lugares haciéndome descender a mí también.

Entramos en unas instalaciones enormes, impolutas exteriormente, con instrumentos que yo no podría describir, microscopios, tubos de ensayo y todo lo que un elitista laboratorio pudiera soñar. ¿ para qué me traes aquí? ¿ qué es esto? Le pregunté.  Este niño-espectro, me respondió: sal afuera y lee el nombre de la empresa. Yo, así lo hice. Después de esto volví junto al niño y de forma tan sorprendida como asustada, contesté: ¡Pequeño!, el nombre que he leído en la entrada de estas instalaciones es el mismo que el de la crema que uso por la mañana y que me cuesta bien cara, aunque hoy me ha sentado mal.

Me responde el pequeño espectro: la reacción que has tenido hoy ha sido provocada por mi dolor y por eso te he traído aquí, para que viendo comprendas y comprendiendo no te canses de luchar.

Abre esos inmaculados contenedores que tienes a tu izquierda. Lo hice y al ver lo que contenían mi cabeza palpitó como su fuera a estallarme, el corazón bombeó tan deprisa que caí al suelo desvanecida. En seguida me recuperé, el pequeño espectro me señaló una especie de bote de cristal con una tapadera desconocida para mí. Este bote contenían unos restos de niño tan tan diminutos que no pude evitar el llanto. Él me dijo, ese era yo. Yo iba a ser alguien que iba a hacer mucho bien a esta humanidad decadente, pero ya ves, no me dejaron. ¿ por qué estás ahí? Le pregunté. Fui abortado con engaños terribles a la que hubiera sido una preciosa madre. Y por qué no te enterraron o incineraron. Todavía te cuesta entender, exclamó el pequeñín. Sé que esto es demasiado fuerte para que pueda ser aceptado por corazones sensibles.

Pon atención, amiga mia: los restos de los niños abortados son llevados por empresas a puntos del globo donde otras empresas los compran o simplemente los recogen para hacer cremas que tienen la finalidad aparente de embellecer los rostros de las gentes que gastan un dineral en comprarlas, la finalidad real de estas empresas en enriquecerse pisando a quien haya que pisar. Esto produce rentabilidades de billones de euros y estas empresas a través de tramas siempre enlazadas entre sí por cantidades millonarias de dólares, hacen que los gobiernos aprueben leyes que protejan el aborto, es decir, el asesinato del más inocente de todos los seres que es aquel que aún no ha nacido.

Yo he venido hoy a ti en este sueño para pedirte que, cuando despiertes, escribas todo esto en tu blog. También voy a entrar en los sueños de otros muchos para ver si agotando recursos y posibilidades llegara el día en el que los gobiernos del mundo entero cambiaran su chip, su forma de pensar y, aboliendo las leyes que protegen el asesinato de los que aún no han nacido, legislen y ejecuten leyes que cuiden la VIDA, que blinden  el primero y fundamental de los derechos de cada ser, EL DERECHO A LA VIDA, EL DERECHO A VIVIR.

Esto me comunicó el pequeño espectro en mi sueño y hago lo que él me dijo, lo  publico en mi blog y no sólo eso, sino que he decidido dejar de utilizar esas cremas que al ponerlas en mi rostro, me comunican el dolor psicológico, físico y espiritual que sentí viviendo este sueño.

Lo publico inmediatamente porque así me lo ha pedido y, más tarde, encontraré tiempo para corregir gramaticalmente este escrito.

Purificación García García

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