Mi Dios y Señor:
Qué bien me siento a tu lado, qué paz tan armónica recibo
cuando estoy cerca de ti, que bienestar me regala la brisa tan frágil y
silenciosa que Tú soplas refrescando lo que el fuego del mal quiere arrebatar.
Quería hoy hablarte de esos niños tan especiales que Tú has
hecho pasar por mis días, de esos niños que descubrieron que sabían cantar cantándote a ti. Gracias Señor por todos y
cada uno de ellos. Ahora ya todos han recibido los sacramentos de iniciación cristiana.
El pasado 19 de Junio fueron confirmados por el Sr. Obispo de nuestra Diócesis,
D. Ramón del Hoyo López, también por él y por todos los sacerdotes te pido,
Señor, que los mantengas cerca de Ti, en
ese lugar donde tu brisa refresca y tu paz penetra en lo más profundo, en el
alma.
¿Te acuerdas, Señor, de Rebeca? Cómo sonreía tu madre la
Virgen María cuando escuchaba alabanzas a Ti con su voz limpiamente
infantil. ¿Te acuerdas, Señor, que no llegaba al micro?. Que agradable sorpresa
para la comunidad una voz tan niña y una seguridad tan adulta. Gracias, Señor,
por ella. He aprendido de ella y con ella. ¿Te acuerdas Señor cómo, a través de
ella, tantos oraron a ti y a tu Madre, la Virgen de la Encarnación? Guárdala
Señor. Protégela con tu manto María.
¿Recuerdas, Señor, a Victoria? Con ella me acuerdo de algo
que dijo Juan Pablo II en su visita a Sevilla cuando vio bailar a los seises:
dicen los teólogos que quien canta al Señor reza dos veces, el que baila al
Señor ¿cuántas veces reza?... le dejamos esto a los teólogos.
En cada celebración Eucarística cantaba su voz, bailaba su
cuerpo y con tal fuerza que por alto que estuviera el canto, no había problema
estando ella. Pasando un poco de tiempo aprendió a tocar la guitarra y ya
estaba al frente del coro con sus inseparables compañeros, sacando el canto
celebrativo adelante. Era tan pequeña. Gracias por Victoria, Señor. Guárdala
Señor. Protégela con tu manto María.
¿Recuerdas a Inma, Señor? Sé que sí la recuerdas porque
tiene eso que Tú regalas a los que Tú quieres, la humildad, la sencillez. Que
importante son estas cualidades para vivir toda situación. Pero si estas
cualidades las tiene alguien que canta al Señor el entorno se deja envolver por
una onda de energía tan esencial que puede hacer llover sobre el corazón más
reseco. La veo cantando en mi mente aquella canción: es pura la azuzena.. su voz suave sintonizando con su humildad
hizo sonreir al Cielo. Gracias por Inma, Señor. Guárdala Señor. Protégela con
su manto María.
¿Recuerdas a Expecta, Señor? Cómo ibas a olvidarla si hasta
su nombre nos lleva a la expectación. María de la O.
Cuando todo estaba dispuesto para la celebración de la
Eucaristía, el corazón entonado en la paz, ella se adelantaba hacia el micro,
ya sabes Señor cuánto le costó dar ese paso por la timidez que tenía, pero
cuando se acercaba al micro la comunidad entera la miraba expectante, la
oración con alas de canto que pronunciada por su boca salía del centro de su
alma, hacía que toda la comunidad se metiera en esa dimensión espiritual a la
que nos lleva la sincera oración. Guárdala Señor, protégela con tu manto María.
Qué maravillosas páginas escribiste, Señor, en aquel
tiempo-espacio.
Ahora que estamos ebrios de tecnología, por doquier hay todo
tipo de inventos para captar imágenes o sonidos, para captar acontecimientos y
colgarlos en internet. Parece ser que hemos caído en el error de pensar que, sin
fotos que lo demuestre, la vida no existe. Incluso en la fiesta de las fiestas
cristianas, LA EUCARISTÍA, se ven personas intentando captar momentos que
valdrán para demostrar no sé qué cosas. Pero el Milagro que se realiza en cada
una de ellas ni la más sensible de las cámaras digitales o virtuales pueden
captarlo. Ya te encargas TÚ Señor, de ubicar esta trascendente experiencia en
la eterna galería que es EL LIBRO DE LA VIDA.
Por eso hoy que lanzo una mirada a otro tiempo veo y
recuerdo aquel lugar repleto de paz y armonía en los que vivimos los niños
porque he de decir que no importaba la
edad en aquel espacio-tiempo, todos.. todos éramos niños.
Aquellas bellísimas experiencias de tan hondo calado nadie
se atrevió a gestionar, sólo Tú puedes hacerlo. Nadie se atrevió a ponerlas en
una galería, Tú Señor las pusiste armónicamente
encuadernadas en TU LIBRO. EL LIBRO DE LA VIDA.
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