TIEMPO PARA REFLEXIONAR, TIEMPO SIEMPRE PARA AMAR.
..Cuando naciste llevabas en tu mano la Cruz...
¿...Qué hubiera sido del hombre si no llegas a nacer Tú?
Me enseñaron de pequeña que los sacramentos fluyeron de la herida del sacratísimo corazón de Jesús.
Sangre inocente, sangre de la que somos indignos, sangre que, en sí misma, nos da la dignidad.
Cuando intento pensar hasta dónde nos amaste, se me agota la energía, se me agota la razón, se agota mi ser entero sin haber, ni siquiera escrutado, el preámbulo de tu amor.
¡Oh cuán hondo y perfecto lo haces todo!
¿Acaso los sacramentos que nos regalaste pueden tener más valor que el que Tú mismo le preciaste?
¡Ay amado Jesús!, ¡llameante corazón!, auténtico río de vida que de tu corazón fluye, diluyendo, a su paso, todo atisbo de malaventura, de incomprensión, de rencor atardecido o amanecido, de envidias resecas de años y no olvidadas por la memoria humana.
Pero Señor, mi amado Jesús, ¿ por qué regalaste tan preciado don al hombre? ¿ Sabes qué es lo que pasa en este mundo? Que el que todavía no ha llegado a ser Hombre, es decir ,el animal intelectual que rechaza todo lo hondo y grande, lo sabio y lo bellamente espiritual, ese del que quizá yo también formo parte, ése, ése no valora lo gratuito, no valora nada de aquello que le es dado porque él no podría conseguirlo por sus méritos. Y lo que le es dado como regalo, lo desprecia, lo guarda y lo olvida, o peor aún, lo pisotea y lo echa a los cerdos. Podrás comprobarlo Señor, podrás ver aún más en estos días en que celebramos el hecho de que Tú quisieras, sólo por amor, hacerte carne, en estos bellos días de esencia y raíz exclusivamente cristiana, podrás ver, como decía, los santuarios de la compra-venta (los almacenes, tiendas, mercados) repletos de gentes y cuántos atardeceres desiertos, Señor, cuántos amaneceres cada uno exclusivo y distinto del otro pasan como regalo tuyo sin que los hombres los contemplemos.
Maravilla de maravillas es todo lo que Tú haces, y todo lo pones a nuestro alcance, todo gratuito como tu amor, sólo te vale un Sí para desvivirte aún más por estos, nosotros, a los que Tú, como nadie, amas.
El maravilloso regalo de la Eucaristía, también gratuito para nosotros, maravilloso milagro realizado cada día en el más profundo de los silencios, en el casi total anonimato, y es que Señor cualquiera puede entrar sin pagar nada y eso ...eso... el hombre no lo lleva bien.
El sacramento del matrimonio qué maravilla, Señor, dos seres, hombre y mujer, que se complementan y se completan para formar un solo ser. Dos seres que se aman de una forma capaz de generar vida nueva. Esa forma de amar la bendices Tú Señor de tal forma que agarrados los dos entre sí y a ti , todo lo pueden superar, cuán grande eres Señor, cuan hondamente amas mi Jesús amado. Pero este sacramento ¿a quién se le regala?¿quizá a todo el que lo pide, aunque no sepan lo que están pidiendo? ¿ quién debe ser el guardián de tus sacramentos? ¿ quién los custodia para que lleguen a quienes deben llegar? En este punto ¿ cual es la responsabilidad de los que somos de Cristo?.
¡Oh Señor! Que falta nos haces. Qué falta me haces. Cuando te miro en la cruz clavado, mi alma entona con desgarro:
Oh Sagrado Corazón, no quiero verte sangrar
si mi pecado te hizo daño hoy no quiero herirte más,
con lágrimas de mis ojos a la cruz quiero subir
y ponerlas en tus labios y aliviarte tu sufrir,
Oh Señor Jesús, inunda mi ser todo con tu amor.
Oh señor Jesús aviva mi luz.
Las heridas en tus manos, las espinas en tu piel
cuando sólo pedías agua los hombres te dimos hiel,
más tu noble corazón a todos nos perdonó
qué sagrado, qué sublime eres Tú, mi Señor, Dios.
Quiero quererte siempre, ser tu voz para gritarle al mundo entero
el corazón de Cristo quiere amor, siempre perdón, amor sincero.
Purificación García
Peal de Becerro
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