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martes, 11 de septiembre de 2012

El Señor es tu descanso



DUERME MI BIEN AMADO SACERDOTE QUE ME HACES MUCHA FALTA



cuando estés cansado, mi querido sacerdote, piensa que muchos necesitamos tus brazos. Cuando no te dé el alma para mirar dentro muy dentro, piensa que muchos necesitamos mirar por tus ojos. Cuando, querido sacerdote, todo parezca haberse perdido siente el palpitar de las almas que te necesitan para encontrarse. cuando, amado sacerdote, te sientas desfallecer, escucha las muchas personas que necesitan tu aliento para volver a caminar. No te hundas en el hastío, en el cansancio, en la desesperanza... mírate muy dentro... hasta llegar al otro, hasta llegar a nos y una vez allí danos tu mano, danos tu aliento, danos tu amor, SÍ, tu amor, aquel que has tomado del Cristo, y permítenos caminar contigo.


EN UNA SOLA GOTA DEL AMOR DE DIOS QUEDAN DILUIDOS NUESTROS PECADOS. NO HAY MANCHA NI TINIEBLA QUE EL AMOR DE DIOS NO PUEDA HACER DESAPARECER

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