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viernes, 14 de diciembre de 2012

Pastor y ovejas. Pastor, ovejas y lobos. Pastor… Pastor… Pastor.


 

...Érase, una vez, un redil…

…Érase, una vez, un rebaño…

…Érase una vez, de ese rebaño, una oveja…

Y, cómo no…Érase una vez un pastor.

 

Parecía el redil cumplir su misión y parecía el rebaño estar en paz a los ojos de su pastor.  Todas las ovejas pacían y el frío no les  agredía porque su abrigo de lana, de él, las protegía. Una de las ovejas que siempre andaba muy cerca del pastor gustaba dejarse acariciar por él; su lana era de un grosor mayor a las de las demás, superior en espesor. 

El rebaño cumplía su misión y comía de manos de su pastor.

De pronto repara el pastor en una oveja, la sangre tan roja, tan roja se hacía notar sobre la piel tan blanca, tan blanca.

El pastor la llama, la acaricia y mientras, con suavidad, la cura, le pregunta ¿de qué es esta sangre? … la oveja calla mientras se deja curar por el pastor.

Está bien, ya está curada tu herida, pronto cicatrizará, ven y come y todo pasará.

Pasados unos días de nuevo el pastor ve el color rojo sobre la blanquísima piel de la misma oveja… la vuelve a curar y vuelve a preguntar ¿quién te ha hecho esto? La oveja calla de nuevo recordando a su SEÑOR.

El pastor en el redil pregunta: oídme mis amadas ovejas ¿Quién sabe explicarme qué ocurrió?

No lo sabemos, por aquí no ha pasado ningún lobo.

Durante mucho tiempo el pastor  se preguntaba preocupado ¿qué será lo que ocurre a mi alrededor? Y así pensaba y pensaba mientras acariciaba a la oveja cuya lana era de un espesor mayor y, pasando su mano suavemente sobre su cabeza, llegó, inmerso en su preocupación, a acariciar su cara y llegando a su boca se manchó de sangre y, muy azarado el pastor fue  rápido..rápido  a curar la herida de la boca pero ¡sorpresa¡ no hay herida nunca la hubo, entonces ¿la sangre de quién?

… a veces los lobos se disfrazan de ovejas para agredir al rebaño… para esto estamos preparados.

…a veces a alguna oveja le salen dientes de lobo estando en el redil junto a su pastor…. Para eso no estamos preparados.

La oveja  herida pregunta a las ovejas del redil cercano ¿quién es vuestro pastor?  Nuestro pastor es un lobo. Uf, ahí yo no quisiera estar.

Entre el cerco del redil mira la oveja herida y fuera ve un afable pastor, bondad en su rostro, amor en su mirada y la oveja le pregunta: ¿Dónde está tu rebaño? Pacen en libertad y me dijeron que llegarían tarde. ¿Me aceptarías a mí? Claro que sí, ya ves, mi redil no tiene puertas, todas podéis entrar y todas, cuándo, gustéis podréis salir. ¿Tus ovejas tienen dientes afilados? Continuó preguntando. ¡No¡. Yo soy pastor de ovejas no de lobos.  Al escuchar esta respuesta la oveja de lana blanca pensaba ¡ah no era una oveja¡ y  alegre exclamó : Ábreme tus brazos y yo, hondamente agradecida, me quedo contigo.

 

Purificación García.
 

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