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jueves, 9 de enero de 2014

Esperando en el corredor de la muerte


El vientre de una madre ¿puede convertirse en un corredor de la muerte?

 

Hay dos vocecitas que se comunican dos pequeños seres están hablando.

1.- ¿Qué te pasa chaval que te veo tan nervioso?

2.- Cuento los días y que me quedan.

1.- Que te quedan ¿para qué?

2.- Aún no lo sé. No sé si voy a vivir o a morir.

1.- Y por qué cuentas los días.

2.- Verás amigo, en mi país ningún niño no nacido se siente a salvo hasta que no han transcurrido un plazo legal de tiempo.

1.-Pero ¿qué tiene que ver la ley aquí? Estás en el vientre de tu madre, el lugar más seguro del mundo.

2.- No amigo, no. Ya hace tiempo que dejó de ser seguro porque ahí afuera hay sensibilidades o mejor dicho insensibilidades muy contrarias a la vida y cuando saben de alguna mujer que espera un bebé no escatiman esfuerzos para facilitarle todo tratamiento que acabe en la muerte del bebé, en mi muerte.

1.-Pero chaval  ¡eso no lo pueden hacer!.

2.-¿Que no? Pues si que vives en las nubes. Han concienciado a una parte de la sociedad para hacerles creer que eso es lo mejor para la madre.

1.-.-Pero cualquier persona medianamente inteligente sabe que eso no es cierto, que la madre sufre muchísimo en ese trance de exterminio y quedan secuelas en la psiquis y en el cuerpo físico muy difícil de remediar.

2.- Ya ves , hasta en eso han pensado, y evitan e incluso prohíben a médicos, maestros y psicólogos que informen detalladamente sobre este destructivo proceso.

1.- Bueno pero tú ¿por qué estas tan nervioso?

2.- Porque a mi madre, como no tiene trabajo, no cesan de aconsejarle que lo mejor para ella y para mí es que me aborte. Fíjate para mí lo bueno que puede ser que me asesinen.

Dicen que allí afuera hay países que mantienen en sus leyes la pena de muerte para todo aquel que ha cometido un delito de sangre. Dicen también que los condenados esperan su hora en una celda cerca del lugar donde, en cumplimiento de la ley, ven pasar las horas que le llevarán a la muerte. A este lugar le llaman el corredor de la muerte. Ese lugar debe estar cargado de una angustia tan terrible que no comprendo cómo no se desintegra en un grito de desesperación.

Y aquí me hallo yo en una situación muy parecida, espero en esta celda, que ha dejado de ser el sitio más cálido y seguro del mundo para convertirse en mi corredor de la muerte. Deseo ardientemente que pase ese angustioso plazo, cumplido el cual, estaré a salvo del bisturí o veneno asesino. Y si llego a ver la luz le haré llegar a mi madre con mis besos y abrazos que la opción de parirme ha sido la más acertada, la mejor, y aunque he pasado angustia durante muchos días en ese corredor de la muerte, al fin podré nacer a una vida llena de luz y de oportunidades continuadas de poder hacer el bien a los demás, bien que nunca nunca pasará por la muerte contra natura.

Es muy difícil crear un nuevo ser. Y cuando así es decidido la naturaleza abre sus leyes y las rocía con la posibilidad elegida para ser engendrada una nueva vida.

La tierra, la semilla y la fuerza que cruza estas dos para que todo lo que ha de ser SEA.                      No se puede ignorar esto, no se puede cortar, romper, abrasar, lo que ya ha comenzado.




















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