El vientre de una madre ¿puede convertirse en un corredor de
la muerte?
Hay dos vocecitas que se comunican dos pequeños seres están
hablando.
1.- ¿Qué te pasa chaval que te veo tan nervioso?
2.- Cuento los días y que me quedan.
1.- Que te quedan ¿para qué?
2.- Aún no lo sé. No sé si voy a vivir o a morir.
1.- Y por qué cuentas los días.
2.- Verás amigo, en mi país ningún niño no nacido se siente
a salvo hasta que no han transcurrido un plazo legal de tiempo.
1.-Pero ¿qué tiene que ver la ley aquí? Estás en el vientre
de tu madre, el lugar más seguro del mundo.
2.- No amigo, no. Ya hace tiempo que dejó de ser seguro
porque ahí afuera hay sensibilidades o mejor dicho insensibilidades muy
contrarias a la vida y cuando saben de alguna mujer que espera un bebé no
escatiman esfuerzos para facilitarle todo tratamiento que acabe en la muerte
del bebé, en mi muerte.
1.-Pero chaval ¡eso
no lo pueden hacer!.
2.-¿Que no? Pues si que vives en las nubes. Han concienciado
a una parte de la sociedad para hacerles creer que eso es lo mejor para la
madre.
1.-.-Pero cualquier persona medianamente inteligente sabe
que eso no es cierto, que la madre sufre muchísimo en ese trance de exterminio
y quedan secuelas en la psiquis y en el cuerpo físico muy difícil de remediar.
2.- Ya ves , hasta en eso han pensado, y evitan e incluso
prohíben a médicos, maestros y psicólogos que informen detalladamente sobre
este destructivo proceso.
1.- Bueno pero tú ¿por qué estas tan nervioso?
2.- Porque a mi madre, como no tiene trabajo, no cesan de
aconsejarle que lo mejor para ella y para mí es que me aborte. Fíjate para mí
lo bueno que puede ser que me asesinen.
Dicen que allí afuera hay países que mantienen en sus leyes
la pena de muerte para todo aquel que ha cometido un delito de sangre. Dicen
también que los condenados esperan su hora en una celda cerca del lugar donde,
en cumplimiento de la ley, ven pasar las horas que le llevarán a la muerte. A
este lugar le llaman el corredor de la muerte. Ese lugar debe estar cargado de
una angustia tan terrible que no comprendo cómo no se desintegra en un grito de
desesperación.
Y aquí me hallo yo en una situación muy parecida, espero en
esta celda, que ha dejado de ser el sitio más cálido y seguro del mundo para
convertirse en mi corredor de la muerte. Deseo ardientemente que pase ese
angustioso plazo, cumplido el cual, estaré a salvo del bisturí o veneno asesino.
Y si llego a ver la luz le haré llegar a mi madre con mis besos y abrazos que
la opción de parirme ha sido la más acertada, la mejor, y aunque he pasado
angustia durante muchos días en ese corredor de la muerte, al fin podré nacer a
una vida llena de luz y de oportunidades continuadas de poder hacer el bien a
los demás, bien que nunca nunca pasará por la muerte contra natura.
Es muy difícil crear un nuevo ser. Y cuando así es decidido
la naturaleza abre sus leyes y las rocía con la posibilidad elegida para ser
engendrada una nueva vida.
La tierra, la semilla y la fuerza que cruza estas dos para
que todo lo que ha de ser SEA. No se puede ignorar esto, no se puede cortar, romper, abrasar, lo que ya ha comenzado.
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