El poder de la palabra pasa el
testigo al poder del silencio.
En el principio, cuando el hombre
saboreaba las más sublimes mieles de la edad de oro, todo se movía, todo se
creaba por el poder de la palabra. La palabra hundía sus raíces en su propia esencia
y, con ella, todo era armonía creadora de las más sublimes notas. Tan sublimes
que la grandeza iniciática de un Mozart o un Beethoven, ni siquiera, podrían
haberlas imaginado.
Y todo acontecía en una sublime
energía divina en esa maravillosa EDAD DE ORO. EDAD DE ORO según lo sublime, no
según conocimiento humano alguno.
Y la palabra lo creaba todo y
así fue transcurriendo período tras
período, edad tras edad hasta llegar a ésta , EDAD DE HIERRO, según el
Espíritu. En esta actual edad en la que vivimos, la palabra ha sido saqueada,
violada, vaciada, despreciada, separada de su esencia y tanta agresión ha
sufrido que ha dejado de ser creadora, ha dejado de construir esas maravillosas
armonías que hacen musitar a los planetas. A la palabra le ha sido arrebatado
su poder. Ahora enmudeció y al enmudecer ha cedido su valor al silencio.
Silencio ad extra, silencio ad intra. Ahora es el silencio el que tiene
verdadero poder porque la palabra ha sido prostituida por tantas legiones de
seres que un día, hace muchos mundos, fueron creados a imagen de DIOS.
Practiquemos pues el silencio.
Suele ocurrir que cuando unos hablan los demás no escuchan y vicerversa y hacen
de esta absurda práctica una forma de vivir más cuando alguien calla, cuando
alguien practica el silencio, cuando alguien enmudece porque aún cree en la
palabra, es entonces, cuando te obligan a hablar, cuando esperan escucharte,
cuando quieren oír esos sonidos saliendo de tus labios, pero no quieren ni
entender que los labios hablan de lo que canta y rezuma el corazón.
Por eso ahora hemos de vivir el
poder del silencio. El silencio nunca debe ser un volcán a punto de estallar,
el silencio ha de ser desde dentro hacia afuera, con la suavidad de la seda, con la paz del lago al amanecer.
No se puede hablar por hablar. Es
la palabra demasiado importante como para usarla sin sentido. Es como si en un
desierto desprovisto de la más mínima nube o manantial u oasis, encontramos una
tinaja llena de fresca y transparente agua. ¿ beberíamos más de lo necesario? ¿
La dejaríamos gotear inútilmente? Sencillamente NO. Así, la palabra no deber
ser degradada porque entonces nuestra garganta se convierte en cloaca y no debe
ser cloaca lo que ha sido creado para ser taller de vibración divina.
Así pues es llegada ya la hora
del silencio, de aquél sonoro silencio que el profeta Isaías puso en boca del
Cristo que, ante Pilato, demonio de la mente que busca justificación para lo
injustificable y se lava las manos ante la injusticia, hizo que la creación entera
vibrara con alaridos de parto.
purificación garcía
purificación garcía
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