Entonces... en
silencio... todo a mi alrededor enmudece...y por un instante escucho el latido
de la tierra; un latido que desde muy dentro pide a voz en grito la frescura de
tu Amor para apagar sus entrañas incandescentes.
Continúo escuchando
y de nuevo vuelve ese enorme latido; buceo hacia adentro y, siguiéndolo, paso
por un lugar sembrado de personas que hablan y
hablan sin parar pero no se escuchan entre ellas,
pronuncian palabras que suenan vacías y siguen y siguen hablando, pero no
concluyen en nada, hablan todos a la vez, nadie escucha. Parece un mundo de
locos. Yo, extrañada, quedo en silencio y entre tanta verborrea escucho el
latido, leve, pero le presto atención y cada vez lo oigo más fuerte. El latido
quiere que yo encuentre su raíz y así continúo buceando dentro de mí.
He llegado a otro
nivel, a otro lugar y allí hay personajes que hablan y se escuchan. Uno habla y los demás
callan.
Concluyen diciendo
cosas aparentemente bellas pero no terminan nunca de decir y nunca ponen nada en práctica. Yo vuelvo a
callar y vuelvo a escuchar el latido, aún más adentro, aún más profundo, y dejo
ese lugar y sigo buceando; ni siquiera sé a donde llegaré.
De repente me
encuentro en otro lugar, y ¿qué hay
aquí? Hay gente que reza, parecen santos, pero en sus rezos no hay sencillez,
no hay amor, recitan oraciones bellas pero qué vacías están. Estos descubren
que yo estoy allí y me invitan a quedarme, pero mi desconfianza es grande
porque no hay en ellos sencillez y, mientras pienso en acompañarles un rato,
vuelvo a escuchar el latido más fuerte que nunca, es como un estruendo que me atrae
hacia sí, como si no quisiera él que yo
me quedara en ese lugar de rezos vacíos.
Buceo de nuevo más
al interior y veo gente sucia, dicen palabras sucias, sus obras también son
sucias comprendo que aquí haya poca gente sólo veo a siete pero es como si cada
uno fueran muchísimos y me dan auténtico terror, quiero salir de allí no sé como
enfrentarme a ellos, el miedo me paraliza y el latido me llama y me ayuda a
salir. Gracias gran latido. Sigo buceando en pos de ti.
Y ahora ¿dónde
estoy? ¡pero qué bello lugar hay ahora ante mí¡
un paisaje todo verde, plantas, flores y niños, muchos niños que juegan con
inocencia y yo me entretengo con ellos jugando un rato y soy feliz y estoy en
paz aquí, pero de pronto veo aislado un pequeñin que distante de allí llora, le
pregunto ¿qué te pasa? ¿Cómo te llamas? , ¿Quien eres? Y, este niño, a todo me
responde: ¡No lo sé! Apenas sin dejarme acabar, el latido me vuelve a llamar, es ahora un estruendo. Al parecer me estoy acercando realmente a la raíz .
Y ¿Dónde estoy ahora? No sé no reconozco este lugar, no
sabía que existía, es un paisaje con cielo azul, mar inquieto, sol radiante
pero no hay sonido, todo todo parece ser mudo no hay nadie allí, no hay gente,
¿quién devoró el sonido?, ¿dónde está el viento que silva al moverse? No está. Sencillamente ¡No está! Pero sigo oyendo el latido y sigo su rastro.
Y ahora ¿a dónde he
llegado? Es todo al revés, se escucha el sonido, sonido de instrumentos de
viento que dan un poco de escalofrío y luego continúa con música de cuerda pero aunque el
sonido, a veces llega a ser bello, la oscuridad es tan negra que algo me urge a
salir de allí. Sin luz ¿cómo voy a moverme?. Estoy realmente incómoda y quiero
irme de aquí.
Continué tras el latido llegué a ... Oh Dios, ¿
pero?...¿cómo? Noto mi ser deshacerse ante tanta belleza, ¡Qué sublime oh Dios!
¡Cuán grande eres!. Aquí, Señor, construiría con gusto mi tienda. Perdona Dios
mío que me atreva a preguntarte : ¿Qué son todos esos lugares por los que he
pasado hasta llegar aquí?¡Me han retrasado tanto el viaje. Pero ahora estoy aquí
¡Maravilla de maravillas!
Y Dios me responde:
Todos esos lugares.
Todas esas gentes. Todas esas situaciones
eres tú. Todo eso debes disolver sólo con mi amor para que, una vez
disuelto, te asomes a la ventana de tu ser y puedas verme directamente, sin
estorbos, sin obstáculos para que nunca más te dé miedo emprender el viaje,
para que nunca más el error te aleje de mí, para que puedas verme cuando
quieras y llenarte de mi oxigeno capaz de dar vida a la propia muerte. Así
algún día seré todo en ti. Seré yo, Dios, todo en ti. Seré yo Dios en todo y en
todos.
Purificación García
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