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domingo, 20 de enero de 2019

LA FRAGUA DE UN MILAGRO


Todos esperamos ver el milagro de que el pequeño julen sea rescatado con vida.

Muchos esperan con el estómago encogido, otros muchos esperan con ansiosa celeridad, quizá otros muchos esperan con el corazón en un puño, cada uno según su sentir, esperan ver aparecer arrancado de las entrañas de la madre tierra a un pequeño niño de dos años para ser entregado a los brazos, quizá temblorosos pero indubitablemente llenos de amor de la madre que durante 9 meses lo albergó en las suyas. Todos esperamos ese milagro, todos anhelamos ver como el pequeño julen se reúne con su familia, con su madre, con su padre.

Para mí, el milagro no es un sólo momento sino la fragua de muchos momentos, la forja de dilatados acontecimientos.  

Veo que el milagro  comenzó a producirse en Totalán desde los primeros momentos del inicio de la búsqueda.

Los profesionales que están trabajando allí, sin perder la esperanza, esto es parte del milagro.

El hecho de oír decir a las personas, que con absoluta entrega están implicadas en la búsqueda, esta preciosa y conmovedora frase :Julen es el hijo de todos, todos somos padres de julen; este sentir está empapado de milagro.

La escena real de ver que todos los vecinos hayan abierto sus casas para ofrecer alimento y descanso a los que trabajan sin cesar, esto mis queridos hermanos, esto está hidratado de milagro.

Que grupos de voluntarios se encarguen incluso de proveer de alimento a los medios de comunicación que se encuentran allí dando cobertura a lo ocurrido, eso también es milagro.

El hecho de que muchos profesionales expertos se hayan desplazado desde muy lejos y estén impacientes por entrar en el túnel y cavar con sus propias manos para abrazar al pequeño  julen, no cabe duda, esto es milagro.

Que muchos se hayan reunido en oración para pedir a Dios por el pequeño Julen esto sólo es movido por esa invisible y divina energía que destila el milagro.

Pero lo que, para mí, tiene real esencia de milagro es saber y escuchar por televisión que de todos los que están allí, nadie se rinde, nadie ha tirado la toalla, todos tienen activa la esperanza de encontrarle y encontrarle con vida.

Es como si un gigantesco campo de milagrosa energía haya envuelto a Totalán y a todas las gentes que se han desplazado allí para trabajar en el rescate.

Parece increíble que en un mundo lleno de guerras, odios, sectarismos, egoísmos, crímenes, tiranías e injusticias de todo tipo, ocurra que un pequeño pueblo, Totalán, nos haya puesto delante de nuestros ojos el bellísimo paisaje de que el ser humano es capaz de hacer el bien hasta  el punto de olvidarse de su propio bienestar por ayudar al indefenso.

Gracias Totalán porque ahora siento en mi interior que este nombre Totalán ha trascendido los límites geográficos. Ahora hay un Totalán  al cual yo quiero pertenecer.

Gracias Julen. Yo tampoco tiro la toalla, desde aquí sigo orando por ti a Dios y a María que es la Madre universal. Te quiero julen. Un beso. 

Purificación García

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